Esperando Por Ella

Me siento mal, me siento terrible, me siento desdichado, infeliz… me quiero morir.
Siento como si la felicidad que poseía se me hubiera sido arrebatada, como si el sol se hubiera apagado en mi interior, como un muerto en vida que sólo espera sentir la sensación de estar vivo otra vez. Quisiera que todo esto fuera una pesadilla, porque siento que es eso, sólo que sucede en la realidad, y el que la vive soy yo, un estúpido ser humano incapaz de todo. Recuerdo muy bien cuando estaba conmigo, todo era genial, extraordinario, la pasábamos juntos todo el tiempo, ella era mi vida, ¿qué importaba lo demás?, era feliz, todo era perfecto y ella también pensaba lo mismo. Nos entendíamos, éramos almas gemelas, el uno para el otro, con un amor que parecía no tendría fin, que no tendría un final, y si lo tuviese, sería uno feliz, los dos juntos, para siempre, como en los cuentos de hadas.
Hasta que ella se fue.

Sé que no es su culpa, pero su ida arruinó todo. Cuando partió, todo se volvió más monótono para mí, todo comenzaba a ser gris y nada del mundo me podía animar. Todo, pero todo, me recordaba su presencia, su risa, su cara, sus labios, sus ojos, su esplendorosa personalidad, su cabello, absolutamente, algo en mi comenzó a quebrarse, no sé si fue mi alma o mi corazón, pero estoy seguro de que algo se quebró en mi interior y sólo ella puede repararlo, si tan sólo estuviera aquí.
No he dormido mucho, tengo unas ojeras tan grandes que ya me empiezo a asimilar a un mapache, no quiero dormir, cada vez que cierro los ojos se me vienen sus recuerdos, y cada vez que me duermo sueño con nuestros momentos juntos, con nuestras palabras de amor, con nuestras promesas y sueños por cumplir, con nuestros anhelos y deseos. Desgraciadamente, todo eso fue a parar a la basura en tan sólo un tris.

Me sobresalto en mi asiento, casi me quedo dormido otra vez, pero no quiero traerme más amargura a la vida. Puedo oír como tocan mi puerta y llaman mi nombre, pero no pienso abrir ni responder, no estoy de humor. Cada cinco minutos me vienen a ver para que baje por el almuerzo, pero no quiero, no puedo comer, no pienso comer, no tengo apetito, no siento nada. Oigo algunos ruegos pero los ignoro y sigo con lo mío, meciéndome en mi silla giratoria, esperando a que ella toque la puerta y esta pesadilla se acabe de una vez. Me siento vacío, pero ni la comida podría llenarme.

Ya tengo casi una semana sin comer, o tal vez más, quien sabe, he perdido la noción del tiempo. Simplemente, ya no soporto la comida, cada bocado me da asco. No soy un chico al que le importe al cien por ciento su figura, pero debo admitir que con tan sólo ver la comida me da cosa, me repugna, y si mastico por lo menos un pedazo, siento ganas de querer ir al baño y regresar todo. Lo único que he tomado es agua, ya que no quiero salir de mi habitación. Sé que está mal, pero no lo puedo evitar, tampoco puedo evitar vomitar la comida, supongo que es la tristeza con la que me ahogo la que me hace actuar así. Ya me han dicho que esto me va lastimar, que no dormir me va a causar problemas, que no comer me puede volver anoréxico, pero no quiero escuchar a nadie, si me voy de aquí, todo seguirá igual, nadie depende de mí, ni siquiera ella.

Siento lágrimas que se me escapan por los ojos, mis mejillas están empapadas y mi voz está un hilo. Dicen que los hombres no lloran, que no debemos de llorar, pero sinceramente me importa una mierda esa regla, quiero llorar, quiero liberar esta tensión de mí. Pero también quisiera llorar tranquilo, sin los fastidiosos ruidos de la puerta y la voz llamándome para bajar, ¿Qué no entienden que no quiero comer?

Me levanto de mi lugar y me siento algo debilitado, debe ser por la falta de energía, pero no me importa. Me acuesto la cama y miro al techo, sumergido en mis pensamientos y llanto repentino, siento como si no valiera nada, que solo he valido estando con ella. Mi corazón late con fuerza al recordarla, en pensar lo que vivimos y pudimos ser, lloro más por pensar también en que nunca logramos casarnos o cumplir nuestros sueños juntos, hubiera sido bonito pasar esta vida con ella, sólo con ella.

Lo único que se me ocurre decir ahora es un simple suspiro, y una lágrima más, ignoraré los sonidos de la puerta y trataré de conciliar por primera vez el sueño, dormir un poquito sería estupendo, pero igual de doloroso. Solo espero que ella vuelva, y me saque de esta inmensa depresión.